Por motivo del Bicentenario, y como fecha establecida en el calendario de eventos del mismo, el 23 de octubre se llevará a cabo desde San José, la reconstrucción de la marcha “del Pueblo Oriental”, que como hace doscientos años, conduzco Artigas.
Además de la reconstrucción, durante la noche del veintidós, se llevará a cabo una fiesta previa a la partida denominada, “Noche de la Vigilia ”. En tal evento participarán bandas de rock, Hip Hop, Murga, y como coronario de la hora 24, la actuación del dúo Larbanois Carrero. Las personas encargadas en la organización esperan que el dúo interprete la canción “A don José” de Ruben Lena, que dará lugar a una presentación de fuegos artificiales.
El evento se llevará a cabo en la Plaza de Los 33 en San José de Mayo, y planea extenderse hasta las tres de la madrugada, buscando la atención de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores.
¿Qué festejamos?
Se ha hablado mucho en diferentes medios, sobre el hecho histórico a recrearse y celebrarse en la ciudad capital de san José de Mayo, sobre la marcha que significó la emancipación del pueblo orienta, sobre un primer indicio de sentimiento nacionalista en el territorio de aquella Provincia Oriental. Pero la pregunta que surge es, ¿realmente se conoce la coyuntura histórica, los eventos anteriores y posteriores, que hacen de este hecho tan importante para la historia nacional?
Para la respuesta de esta pregunta necesitamos trasladarnos históricamente hacia el Uruguay de 1811, en ese momento Provincia Oriental, ligada a la revolución de la Junta de Mayo.
Hacia ese año, durante el sitio de Montevideo a cargo de Artigas (20 de mayo), denominado por el gobierno de Buenos Aires como Jefe de las milicias orientales, al que se le sumó Rondeau el primero de Julio del mismo año (Genera en Jefe), aún se encontraba el movimiento oriental, bajo total tutela de la Junta de Mayo establecida en Buenos Aires, como respuesta al encarcelamiento por parte de Napoleón del Rey de España, Fernando VII.
El movimiento revolucionario en la campaña oriental, fue apoyado desde un principio por el gobierno bonaerense, debido a que la revolución oriental, surge como un reconocimiento de la campaña del gobierno de la Junta en el Virreinato del Rio de la Plata. Ante la negativa de Montevideo de aceptar el gobierno de la institución antes mencionada, la ciudad portuaria se embarca en una guerra marítima con Buenos Aires, y en una terrestre con las tropas revolucionarias orientales juntistas.
Ante esta situación, después de la derrota en Las Piedras con Artígas, y estando Montevideo aún sitiada, el Virrey Elío se ve obligado a hacer un trato con el General de Río Grande, Diego de Souza; el cual responde al llamado del mismo, e invade la provincia oriental el 23 de julio con el fin de recuperarla para el Virrey.
Antes y durante la invasión portuguesa, el gobierno de Buenos Aires entra en una situación difícil, estando cercado por la flota de Montevideo, y amenazado su paso hacia el río Uruguay por la invasión Portuguesa desde Paysandú. En esta contexto, las conexiones comerciales entre Buenos Aires y Gran Bretaña se ven frustradas, siendo estas el fuerte de la economía bonaerense.
De este modo, y bajo presión británica, se firma el Armisticio de Octubre, donde se compromete ala Junta a retirar el sitio de Montevideo a manos de Rondea, con el precio de que Elío detenga la invasión por parte de Diego de Souza y el bloqueo del puerto de Buenos Aires.
Los sitiadores son comunicados del armisticio antes de que suceda para su consideración, y es a partir de este momento donde se dan un conjunto de reuniones que dan cuenta de un compromiso con la causa por parte de los soldados orientales, y de un pensamiento independiente de las intenciones de Buenos Aires.
El 10 de setiembre se reúnen “representantes del pueblo oriental” en la panadería Vidal, donde el “vecindario se comprometía a seguir el sitio personalmente”, exteriorizando, por primera vez, un sentimiento colectivo que emanaba directamente del pueblo.
La segunda reunión se da en la Quinta la Paraguaya ,el siete de octubre, luego de que, por medio del Dr. José Julián Pérez, el gobierno de Buenos Aires lograra un acuerdo preliminar con Elío, en total desconocimiento por parte de los sitiadores. Por ende, en tal reunión, de la que participó el Dr, Pérez y Rondeau, se eligió a Artigas como “Jefe de los Orientales”, y se decidió abandonar el sitio solo para buscar “una situación militar más ventajosa”.
La designación de Artigas como “Jefe de los Orientales”, toma toda su importancia durante la reunión de carácter espontáneo del 23 de octubre, a orillas de río San José, sobre el Paso de la Arena. Aquí se toman tres decisiones claves para la revolución. Una la de el “repudio al armisticio”, otra la de “continuar la guerra por sí”, y una tercera de “abandonar el suelo patrio”.
Es así como se gesta, lo que pasó a llamarse por los paisanos, “la derrota”, y lo que significó, en todo su contexto y complejidad, “…la vida política, en los primeros actos de ejercicio de su soberanía, una entidad social autoconsciente de su carácter y de su destino, el “pueblo reunido y armado”, como diría Bauza, y se daba “un gobierno inmediato” en la persona de su caudillo José Artigas”.
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